COMPARTIR:
Rabem expresa de manera intensa y clara su profunda frustración con la industria musical. Para él, este mundo, que en algún momento le inspiró y le ofreció un espacio para expresar su creatividad, se ha convertido en un entorno tóxico y decepcionante.
Siente que ha perdido un tiempo valioso, que podría haber invertido en crecer como artista y persona, mientras la industria parece desmoronarse a su alrededor. Es como si el fuego de la ambición y la competencia desmedida hubiera consumido la esencia pura de la música, reemplazándola con una lucha constante contra egos inflados y falsedades que se presentan como verdades absolutas.
Rabem percibe que el entorno musical está lleno de personas que priorizan su propio beneficio por encima de todo, sin importar a quién tengan que pisotear en el camino.
Esta dinámica, lejos de ser constructiva, crea un ambiente donde la autenticidad y el verdadero talento son eclipsados por las apariencias y los juegos de poder. Sin embargo, a pesar de todo, Rabem no se deja vencer. Aunque es consciente de las múltiples barreras y desafíos que enfrenta, sigue adelante con determinación.
Sabe que su camino no es fácil y que las fuerzas que se oponen a él son poderosas, pero su pasión por la música y su deseo de ser fiel a sí mismo le impiden rendirse.
Para Rabem, cada obstáculo es una prueba que lo fortalece, y cada caída le enseña a levantarse con más fuerza. Su perseverancia es un testimonio de su compromiso con su arte, un compromiso que no será fácilmente quebrantado por la adversidad ni por los oscuros entresijos de una industria que, aunque hostil, no puede apagar su fuego interior.